sábado, 9 de enero de 2016

Carles I de Cataluña

 
Habemus Papam: Carles Puigdemont. Carles I de Cataluña. El esperpento ha llegado a su etapa final después de que la CUP haya llegado a un acuerdo de investidura con Junts pel Sí, coalición liderada por la extinta Convergéncia. Recuerden: un partido anticapitalista, antisistema y antiburgués sellando pactos con un partido de derechas, capitalista y del más rancio abolengo. Coherencia en su grado máximo.

En su intento por mantener el orgullo, la CUP dijo por activa y por pasiva que no querían un President salpicado por la corrupción. Y va Artur Mas y les mete doblado a Puigdemont, señor burgués con estilo capilar a lo Phil Spector y gran afición por pagar obras de arte a través de la empresa gestora del agua. Todo un ejemplo de honradez política, y eso sin tener en cuenta la verborrea clasista y racista que vierte en Twitter.

Huelga decir que Artur Mas no se va porque no lo echan ni con aceite hirviendo. Si Mas hubiese sido el general Murat, hoy seguiríamos siendo franchutes. Será conseller en cap, que es un buen puesto para vestir santos y figurar en el organigrama del 'procés'. Esperemos, por el bien del 'pople', que en el pacto de investidura se especifique la cuantía de un gran retrato al óleo del otrora President que presida el Parlament en sustitución de la bandera rojigualda.

Por ende, el 'procés', o la farsa independentista, sigue adelante. Era algo sabido, delineado con gran fanfarria por las ingeniosas manos del hidalgo Don Artur en su lucha contra los molinos feixistas. Quizás, incluso, los soberanistas tengan suerte y el golpe de Estado, que es la palabra clave escondida detrás del 'procés', acabe en independencia si en España seguimos sin Gobierno, a imagen y semejanza de la Marcha Verde en el Sáhara. Quién sabe. Solo queda por definir si la República de Cataluña será Popular o Pujolesca y si la pensión de Carmen Forcadell la pagará Cristóbal Montoro o Andorra.

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