miércoles, 9 de diciembre de 2015

El referéndum andaluz de Iglesias

 

Cuando un debate político es aburrido y tedioso, como lo fue el de Atresmedia el ‪#‎7D‬, lo normal es quedarnos con la murga de las anécdotas. Que si el Choperhaugen de Pablo Iglesias, el nerviosismo espídico de Albert Rivera, los zascas de Soraya Sáenz de Santamaría o el pasotismo de Pedro Sánchez. Pero entre anécdota y anécdota, queremos destacar la metedura de pata de Pablo Iglesias, líder emérito de Podemos, quien aseguró con su habitual arrogancia que Andalucía celebró en aquel famoso 28-F un referéndum independentista para quedarse en España. 

Cualquier persona con dos dedos de enfrente sabe que el 28 de febrero de 1980, Andalucía celebró un referéndum para iniciar el proceso autonómico por la vía del artículo 151 de la Constitución, cuyos casos particulares de Jaén y Almería son dignos de una película de José Luis López Vázquez. Pero también podríamos no saberlo, porque a fin y a la postre, no somos politólogos. Como diría George Eliot: "Bendito sea el hombre que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras". Y no, no hemos atribuido mal la cita, como también suele hacer Pablo con Winston Churchill.

Sin embargo, Pablo Iglesias dice ser politólogo con un doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense, y sí sería solícito que, como candidato a la Presidencia del Gobierno, tuviese el valor de callar y tragar saliva antes de bravar una soplapollez digna de libro. Porque vamos a tener que pensar que, si no tiene ni pajolera idea de la materia por la cual le han hecho doctor, menos sabrá de economía cuando promete una bajada de impuestos siendo el coste de su proyecto político de más de 200.000 millones de euros; de leyes, cuando dice que la Educación debe ser reconocida como derecho en la Constitución, algo que ya recoge el artículo 27; o de geopolítica, cuando habla de establecer un consejo de paz para frenar el avance del Daesh, como si unos psicópatas asesinos fuesen a claudicar a cambio de una bandeja de magdalenas de Manuela Carmena.

En definitiva, hay analistas que aseguran que Pablo Iglesias fue el ganador del debate de Atresmedia. También lo dicen varias encuestas virtuales que, oh casualidad, han sido avasalladas por bots de Twitter. Para nosotros, el debate no tuvo ningún ganador porque fue una discusión soporífera y desesperante, una tortura dialéctica peor que hacer una maratón en tacones. Mejor hubieran hecho emitiendo un documental de National Geographic para no tener que escuchar a un politólogo diciendo tamaña sarta de bagatelas y a otros tres políticos calentando las orejas al personal con lenguas viperinas.

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