miércoles, 14 de enero de 2015

La debilidad de Estados Unidos

Ningún representante de los Estados Unidos, salvo el fiscal general, Eric Holder, acudió a la manifestación de repulsa contra los atentados en la sede de Charlie Hebdo y en un supermercado judío. No estuvo Barack Obama. Tampoco estuvo John Kerry. Algunos aseguran que es una tontería, que es un asunto baladí el estar o no al frente de una manifestación contra un atentado en país ajeno. Que qué más da uno más que uno menos. Otros dicen que de haber ido, hubiésemos protestado por la ingente cantidad de dióxido de carbono emitido a la atmósfera por el Air Force One, o por los cuescos de Barack y esposa.

Una tras otra se suceden las excusas, mientras otros opinamos que el sitio de Barack Obama era estar con Francia, con los franceses, al frente de una manifestación de repulsa unánime contra los atentados que segaron la vida de más de una decena de personas, entre caricaturistas, policías y rehenes. Estar junto al resto de líderes mundiales, haciendo bulto entre el millón y medio de personas que demostraron su unidad en torno al terrorismo, independientemente de su ideología política, salvo, cómo no, los pocos que siempre quieren sacar tajada política o social de una barbarie.

La ausencia de un representante de alto perfil de los Estados Unidos, en una manifestación donde acudieron presidentes de la mayoría de países europeos como Ángela Merkel, Mariano Rajoy y David Cameron, entre otros, es un síntoma más de una bajada de pantalones sistemática que impera recientemente en el país, donde periódicos como The New York Times se negaron a publicar las caricaturas de Mahoma para evitar nuevas confrontaciones. 

Deduzco de la actitud del New York Times y de otros periódicos de la misma naturaleza que la libertad de expresión y de prensa debe someterse al escrutinio de minorías -o mayorías- dependiendo de su sensibilidad al humor, sea negro, ámarillo o ácido, y que debe existir un autocontrol sobre los contenidos y sobre la expresión artística o periodística, que viene a ser sinónimo de la autocensura. Lo cual es chocante viniendo de un país que, durante varias décadas desde la Guerra Fría, luchó por erigirse en garante de los Derechos Humanos y de las libertades en el globo terráqueo.

Deduzco, pues, de forma similar a otros compatriotas europeos, que Barack Obama no tiene nada que decir, salvo continuar en su línea de claudicación diplomática con otros países que no respetan los derechos y libertades fundamentales, y que no es sino Occidente, de quien EEUU forma parte, quien tiene que someterse a una mordaza para complacer a los regímenes totalitarios y teocráticos de Oriente próximo y a las dictaduras de África central para mantener una posición hegemónica a nivel económico. O lo que es lo mismo, in money we trust. Quién te vio, Estados Unidos, tras el 11-S y quién te ve ahora.
 
Si no es así, si estoy equivocado, entonces que alguien me explique qué actividades tiene que realizar Barack Obama, o en su ausencia, algún representante del Gobierno estadounidense, para desligarse de una multitudinaria manifestación que recorrió las calles de París gritando contra el terror y la barbarie del yihadismo, que tiene a nuestras sociedades, a nuestras Democracias, a nuestros valores, a nuestras libertades y nuestrados derechos, a nuestros modelos de convivencia, idénticos a los de Estados Unidos, en el punto de mira de sus kalashnikovs. Que alguien me saque de dudas, porque donde otros ven una mera anécdota, yo veo una muestra de debilidad ante el enemigo.

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