lunes, 10 de noviembre de 2014

De sediciosos y traidores

 

Ya conocemos quién ha sido el vencedor de la pseudoconsulta celebrada ayer. Artur Mas. Quienes pensábamos que su ida de olla era un desbarajuste mental y torticero, o que tenía un chip de autoinmolado político en el cerebro, nos equivocamos. Igual pensaba Oriol Junqueras, que entre su fanfarrona alegría por los resultados resbalaba una lágrima. Pensaba Oriol que a la sombra iba a aupar a Esquerra a la cumbre de la Generalitat y hacer una declaración de independencia tipo balconing. Puede ser. Y posiblemente sea, porque la Historia no está escrita y solo el pueblo es protagonista de ella, dependiendo de si hace oídos sordos a la marea independentista o si se deja llevar por la acaudalada fortuna de dinero público que riega las asociaciones soberanistas. Pero, mientras tanto, el 9-N quedará en los anales de la Historia como obra y magia de Artur Mas. El genio de la chistera, con su flequillo de bisoñé graso y su sempiterna sonrisa, como diciendo: «Ahora vas y vuelves a por otra, Marianín».
 
En el lado opuesto, los perdedores son varios. Mejor dicho, somos varios. A priori, los españoles en su conjunto, que vemos cómo un Presidente de una Comunidad Autónoma, máximo representante de España en su territorio, después de haber jurado lealtad a la Constitución y al Estatuto de Autonomía, ha hecho con las leyes un barco de vapor y ha zarpado rumbo a la ruptura, a la fractura social y política de una parte de España, solo porque le apetece. Porque sí. Por mandato divino. Un President altanero y chulo que hace acopio de valor y, conociendo la debilidad del Gobierno español, se pavonea ante todos con una consulta sacada de la chistera para delinquir. 

Porque celebrar una consulta sin Junta Electoral, sin censo y sin una Ley que la regula es un delito y no puede quedar impune en un Estado de Derecho. Por mucho que los amics de la ANC, de Omnium Cultural, de Esquerra o de las CUP se dediquen a pervertir el lenguaje y llamarlo Democracia, no lo es. No es Democracia una consulta soberanista si no hay garantías democráticas. No es Democracia una consulta que no se ampara en la Ley, ni lo es una consulta que salta por encima de la Constitución y del Estatuto de Autonomía. No es, ni mucho menos, legal ni democrática una votación con urnas de cartón, con apoderados de mesas politizados o con quince días de plazo para seguir votando. De paso, por qué no, que sean treinta. O tres meses, por si queda algún rezagado en febrero que no se haya enterado.

Y entre vencedores y vencidos, el máximo responsable, que por si la gente aun lo duda, no es Artur Mas, es Mariano Rajoy Brey, Presidente del Gobierno de España gracias a casi once millones de votantes que depositaron en él su confianza hace tres años, otorgándole una mayoría absoluta que no sirve para nada. Once millones de papeletas y de ilusiones pudriéndose en el fondo de un fangal por culpa de un partido salpicado por una corrupción sistémica en todo su organigrama, y cuyo Presidente cree que su función patriótica es asistir pasivo al descuartelamiento del Estado. Que debe esperar a que las aguas vuelvan a su cauce, como si los problemas se solucionasen solos, sin mediación humana. Un Presidente temeroso de los medios de comunicación, sin capacidad comunicativa, parco de palabras, que bien se oculta tras una pantalla de plasma para evitar las preguntas de la prensa sobre el caso Bárcenas o te hace un parte metereológico para no hablar sobre la sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot.

Mariano, qué quieres que te diga, eres un Presidente que parece cometer el mismo delito de sedición que Artur Mas pero en versión pasiva. Porque uno se pregunta quién es más traidor a su Nación: si el responsable político de convocar un referéndum ilegal o el Presidente de un Gobierno que, teniendo en su mano los instrumentos para ejercer el poder, hace oídos sordos y no establece los medios necesarios para evitar una insurrección contra el orden institucional y legal. Juraste fidelidad a una Constitución que ayer se pisoteó con un ejercicio antidemocrático, sacando urnas de cartón y haciendo uso de espacios públicos para hacer propaganda independentista institucional, y cuya repercusión mediática ha alcanzado a la prensa internacional. Traicionaste tu juramento y encima tienes la desfachatez de hacer salir al Ministro de Justicia diciendo varias mamarrachadas para quedar bien de cara a la galería. Así que te voy a dar un consejo, mil veces mejor que los de Pedro Arriola, si aún tienes un poco de sensatez, de orgullo y de patriotismo: convoca elecciones generales anticipadas, piérdete en la espesura de un bosque y no vuelvas. Porque ayer el mayor traidor a España no fue Artur Mas, querido Mariano. Fuiste tú.

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