Pedro Sánchez tiene la pelota de formar Gobierno sobre su tejado. Y
en el intento por acelerar los trámites, Partido Popular y Podemos le
piden quince días de penitencia antes de subir al patíbulo. Quince días
en los que, es de suponer, los de Iglesias pondrán lo imposible encima
de la mesa para que Sánchez sude la gota gorda antes de aceptar y rendir
pleitesía a la formación morada.
De todos modos, quien piensa que la negociación se reduce al binomio Sánchez-Iglesias, con el
apéndice de Alberto Garzón, está equivocado. En una de las hipótesis,
Sánchez no solo necesita el beneplácito de Iglesias para ser Presidente
de Gobierno, sino el voto a favor o la abstención de formaciones
independentistas como Esquerra y la extinta Convergencia Democrática,
con quienes la única negociación posible pasa por aceptar la
autodeterminación de Cataluña, lo cual no es tema baladí porque supone
la ruptura 'de facto' del orden constitucional actual. ¿Sería Sánchez
capaz de convertir al PSOE en un partido capaz de romper los esquemas de
la Transición con total de acceder a la poltrona?
Pedro Sánchez tiene un largo y tortuoso camino para ser Presidente de
España, teniendo en cuenta que en su propio partido los barones afilan
cuchillos y hacen nudos de soga. Podemos, como viene siendo habitual,
sigue con su discurso pachanguero mientras mantiene la vista en unas
futuras elecciones donde dé el 'sorpasso' al Partido Socialita y se
convierta en oposición con opción de Gobierno. Al fin y a la postre,
como dijo Íñigo Errejón: "Nuestra tarea es repetir a Lenin".
Ahora bien, siempre queda una opción viable: que Mariano Rajoy, como
líder del Partido Popular, se haga el harakiri y se abstenga para
favorecer una hipotética alianza entre PSOE y Ciudadanos, evitando la
entrada de Podemos en un hipotético Gobierno. Es una de tantas
hipótesis, pero beneficiaría un acuerdo con una fuerza
constitucionalista como Ciudadanos en detrimento de otro acuerdo con una
fuerza rupturista como Podemos. O lo que viene siendo permanecer en
Guatemala en lugar de meterse en Guatepeor. Eso, teniendo presente que
no sería necesario el chantaje de las formaciones independentistas en
los acuerdos de Gobierno. ¿Sería el PP capaz de hacer semejante
sacrificio, aun habiendo ganado las elecciones, en beneficio de ese
acuerdo para alejar del Gobierno a Podemos y a los partidos
independentistas? Dejamos la pregunta en el aire.
Pase lo que
pase, el pandemónium está en marcha. Os diríamos que os sentéis con un
bol de palomitas para disfrutar del espectáculo si no fuera porque en
ello nos va nuestro futuro como sociedad y como Nación.
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