Alberto Garzón ha ganado por fin las primarias de Unidad Popular,
antes Ahora en Común (Aec), antes Izquierda Unida (IU), antes PCE, con
un 96% de los votos. Un porcentaje relativamente bajo teniendo en cuenta
que los líderes comunistas suelen ganar elecciones con el 99,9% de los
votos. Porcentaje arriba, porcentaje abajo, Garzón se ha hecho con el
timón de UP, antes AeC, antes IU, antes PCE, para «integrar a la
izquierda en una candidatura de unidad popular». Eso, al menos, es
lo que dice Garzón, porque la realidad es que UP, antes AeC, antes IU,
antes PCE, es una OPA hostil de IU para tener el control de una nueva
formación, una nueva vestimenta para tapar las siglas antiguas,
debilitadas por el paso del tiempo, mientras mantienen la tesitura de
ideologías caducas y el control del Partido. Que nunca falte el Control
del Partido.
Garzón, como
líder de UP, antes AeC, antes IU, antes PCE, puede revestir su nueva
formación como quiera, o expoliar el pasado y el legado del PCE tapando
su historia con cortinas de seda. Puede decir que UP es una unidad
integradora, pero IU es también una federación de partidos en la que
podían haber entrado las formaciones constituyentes de UP sin perder su
independencia. De lo cual podemos preguntar: ¿Para qué montar nuevos
circos y confundir al personal? ¿Para qué hacer del PCE una matrioska a
la que bautizan -por lo civil, claro- en cada cita electoral con un
nuevo nombre? Si el espíritu ideológico de UP es el comunismo, ¿para qué
tener relegado al PCE como partido integrador de IU que integra a su
vez UP? ¿Cómo se mastica ese invento?
Aplaudimos que Garzón se deje confundir con sus propias tolondradas sobre las unidades populares. Que vista a la mona tantas veces quiera, pero seguirá siendo la mona de siempre, la de la hoz y el martillo, la del rupturismo, la de la República 2.0 -que no Tercera-, la que volvió a 1936 en la década de 90 después de que Santiago Carrillo aceptase el camino de la Transición. El problema es que quizás ni los suyos sepan que la mona ahora se llama UP, lo que provocará algún que otro mareo en las mesas electorales. Y que Garzón rece porque alguno no se sienta traicionado y tenga la tentación de sacar a pasear el piolet. Por el momento, Llamazares anda revuelto y haciendo carantoñas a otra candidatura de unidad popular, La Izquierda. Qué ironía: tanta unidad popular y lo único que consiguen es fragmentar aun más la izquierda.
Aplaudimos que Garzón se deje confundir con sus propias tolondradas sobre las unidades populares. Que vista a la mona tantas veces quiera, pero seguirá siendo la mona de siempre, la de la hoz y el martillo, la del rupturismo, la de la República 2.0 -que no Tercera-, la que volvió a 1936 en la década de 90 después de que Santiago Carrillo aceptase el camino de la Transición. El problema es que quizás ni los suyos sepan que la mona ahora se llama UP, lo que provocará algún que otro mareo en las mesas electorales. Y que Garzón rece porque alguno no se sienta traicionado y tenga la tentación de sacar a pasear el piolet. Por el momento, Llamazares anda revuelto y haciendo carantoñas a otra candidatura de unidad popular, La Izquierda. Qué ironía: tanta unidad popular y lo único que consiguen es fragmentar aun más la izquierda.
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