martes, 13 de octubre de 2015

Sobre Colaus, Iglesias y Toledos

De Colaus, Pablos y Toledos hay poco por añadir a la interminable lista de diarreas mentales. La Alcaldesa de Barcelona, que comparó el descubrimiento de América con un genocidio, debió saltarse bastantes clases de Historia durante el BUP para mantener viva la leyenda negra del genocidio, como si la historia no se construyese, desgraciadamente, sobre conquistas y guerras. Visto lo cual, mejor no mencionarle los genocidios tutsi o armenio o el Holocausto nazi, que igual no los conoce y se lleva un pasmo. A la par, critica el gasto público según el tipo de manifestación que se realice. Mencionó los 800.000 euros del desfile militar del 12-O, pero no dijo ni pío sobre el gasto de la Generalitat durante la Diada del 11-S, lo cual deja entrever el cinismo de la neocasta política, muy aficionada al nepotismo, y a la contradicción continua. Estimat Ada, si no te gusta el gasto público, critícalo venga de donde venga, pero no pongas el grito en el cielo por un desfile militar mientras acudes a Diadas donde el Govern de la Generalitat, el mismo que cierra quirófanos y recorta en prestaciones sociales, se gasta más de un millón de euros.

Sobre Guillermo, tras su diarrea sobre elementos monárquicos, católicos y populares, tampoco hay mucho que decir. Todo está dicho desde hace años. Todo el mundo conoce al susodicho personaje y nadie lo relaciona con su malograda carrera profesional. Lo peor de todo es que debe ser triste pretender ser actor, que no te llamen de ningún sitio y tener que rellenar titulares de periódicos a base de insultar a medio país. Por otra parte, si tan poco te gusta España, querido Guillermo, vete. Sin acritud. Pírate de una vez. ¿No te gusta ser español? Solicita otra nacionalidad. Hay decenas en el mundo. Lo tienes fácil.

Sobre Pablo y su ausencia en el desfile del 12 de octubre, idem. La mejor frase la sentenció Albert Rivera, candidato a la Presidencia de España por Ciudadanos, cuando dijo que para ser Presidente de España hay que celebrar el Día de España. Tic-tac, tic-tac, decía Don Tancredo hace unos meses. Ahora el reloj corre en su contra, a medida que su careta de cera va cayendo y conocemos que ni se molesta en leer los correos electrónicos, que se ausenta de su trabajo como eurodiputado en el Parlamento Europeo cuando le viene en gana y que pretende ser Presidente de un país sin asistir al Día Nacional de su país, generando una imagen cada vez más desgastada para «tomar el cielo por asalto », como pretendía hace apenas un año. Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur.

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